Los unos y los otros

Cuentos y relatos de ficción,anecdotas familiares. De todo un poco, algunos amigos tamién han colaborado... por eso lo de "Los unos y los otros"

Friday, June 12, 2009

CARTAS DE AMOR

Finalmente consiguió con amorosa paciencia, poner en orden las carillas de aquel “particular diario” que habían perdido su color original y que como doradas hojas desprendidas de un árbol otoñal, se mezclaban ante ella. Cubiertas por infinidad de letras pequeñitas, hacían por momentos que esas hojas se le antojaran el entramado de un manto de encaje que la envolvía sutilmente, transmitiéndole el amor del que las había escrito.
Beatrice confirmó que no faltaba ni una sola – la numeración de las páginas era correcta lo mismo que las fechas de cada una - día, mes, año y hasta ¡la hora! con lo cual su autor había conseguido que esas antiguas cartas, más de trescientas, se convirtieran en un verdadero “diario” íntimo, sobre el cual ese hombre amado le transmitió su amor durante los dos años que duró su ausencia. Fue una especie de milagro que volviera encontrarse con esas cartas, una serena tarde de agosto muchos años después, y fue así como una vez ordenadas y prolijamente encarpetadas comenzó a revivir su pasado.
Paso a paso, en cada una de esa paginas fueron pasando ante sus ojos escenas, algunas olvidas y otras siempre vivas y presente en su corazón. Leía feliz y muchas veces emocionada, otras risueña y complacida con las declaraciones de amor del que fuera su marido.
Fue así como pudo revivir aquel famoso 31 de diciembre de 1947.
Hacía un mes y medio que habían decido romper su romance, no verse nunca más, ante la enojosa y seria reprimenda que sufriera Beatrice de su padre, al sorprenderlos abrazados y besándose. ¡Imposible casarse, eran muy jóvenes aun, 19 y 20 años, y él debía terminar sus estudios! Además ella, partiría en breve otra vez a su lejano país.
Desolados como los amantes veroneses, ella lloraba solitaria en su casa y él escribía los versos más tristes de su vida. Y fue en estas páginas como Beatrice se enteró del “backstage” de esos días.
Fueron, por un lado, Eduardo, amigo íntimo de su Romeo el que le ayudó a solucionar el conflicto al decirle: - “Si la quieres como para casarte con ella, tienes que ir a rescatarla contra todas las fuerzas en contra, aunque sea la familia misma. Pero si no, aunque la familia proteste, debes dejarla.”-
La otra fue Marta y lo que ella le contó de lo mucho que sabía sufría su Julieta, hasta el punto de casi no poder vivir sin su cariño.
Se aproximaba la gran fiesta de fin de año y allí se encontrarían nuevamente.
Beatrice risueña, recuerda ese día y los preparativos para el baile su expectativa y esperanzas, y volvió a vivir esa noche.
Baile de gala. Se ve entrando, jovencísima, envuelta en una nube de infinitas gasas beige, bronceadas y doradas, con el corazón palpitante y los ojos buscando a su amor, que al verla se acerca lentamente con su elegante e impecable smoking, al mejor estilo James Bon.
Beatrice sonríe recordando एल:
-“Estas preciosa”- de su saludo… y como fue en el disimulado abrazo del baile que ambos comprobaron una vez mas, que se querían y siempre serían el uno para el otro.
-“Tus ojos oscuros me decían cosas muy hondas, tan hondas como un precipicio, pero en vez de ser miradas negras por tanta hondura eran milagrosamente brillantes. Esa noche te sentí, no sé, te sentí mi esposa.
Eras una florcita, una florcita pálida y asustada que resucitaba ante mis ojos enamorados.
Fue entonces cuando me decidí a romper con todo. No te dejaría, sino que te fui a rescatar. Ahora sí se que te quise como nunca, porque no permitía a mi imaginación pensar que pudiese acabar esa felicidad que a ti me ataba. Iba a construir historia contigo, porque el nuestro sería el primero y el último de los amores. Y eso fue en definitiva, lo que tartamudeando (¡y como!), le dije tres días mas tarde a tu padre: te quería para casarme contigo y no para reírme de nadie.”-
Beatrice sonríe nostalgiosa al recordar ese reencuentro y las palabras con que él firmara el menú de esa noche como recuerdo y testimonio de amor, que aun conserva junto a esas cartas:
“Feliz penitencia que me trajo tanta gloria”.
Te quiero
Pocho
1 enero 1948

Monday, December 22, 2008

SEDUCCION

Era aun una adolescente de 16 años, una niña aun con pretensiones de mujer, cuando descubrió el verdadero significado de la palabra seducción.
Sabía que no era linda, su nariz un poco grande, hacía que su perfil perdiera la gracia que naturalmente embellecen a otras mujeres….y ahora, esa tarde le dijeron que era seductora.
Fue Isola, joven ya maduro y sin intenciones de conquista quien se lo aseguró, cuando ella se molesto cuando por segunda vez le dijo linda. Esta bien, esta bien, pero en todo caso la feita mas linda del mundo.
(Años mas tarde, esa frase se la diría otro joven, que llegaría a ser su marido)
Es mas, le explico el porque de su atractivo y la atracción que ejercía su persona, en aquellos oficiales jóvenes que solían rodearla. Contigo se sienten tranquilos, le dijo, sin darse cuenta del peligro que corren, pues no ven en ti “deseos de conquista”, eres la compañera ideal.
Y ¿donde esta el peligro, donde la seducción?, pregunto ella.
Justamente en esto, dijo Isola riendo, eres divertida, simpática, seductora y bajando la voz como secreteando, naturalmente ingenua… aunque a veces lo dudo, como ahora.
Y se la quedó mirando con una sonrisa mientras ella soltaba esa franca y corta carcajada tan suya que le hacía llevar su cabeza hacia atrás.
Entonces le explicó. Tu simpatía esta en tu risa espontánea, en tu carcajada; tu ingenuidad y seducción, en como miras a veces, en la profundidad de tus ojos, en ese mohín que haces cuando los bajas… no es necesario ser una belleza para seducir o para atraer a un hombre. De modo que ya lo sabes, no pierdas nunca esa “ingenuidad” tan natural que tienes.
Isola era un amigo de la familia, casi cuarentón, sin mujer ni novia aparentemente, jugador de golf empeñado en que ella lo aprendiera y aquella conversación fue una tarde en el club. También le dijo que era famosa entre los oficiales, por sus piernas: tienes las piernas mas lindas de todas las chicas, ojo!..., usa siempre tacos altos.
Beatrice no se lo creyó demasiado, pero le gustó y decidió seguir su consejo: no perder su ingenuidad….jajaja. Después de todo, ser ingenua no era ser tonta, se dijo, la realidad estaba en no demostrar sus sentimientos de atracción por aquellos viriles centauros que solían estar con ella. En cuanto a lo de sus ojos, su mirada, ya lo había notado, aunque no había sido intencionalmente... sería “eso” a lo que Isola llamaba seducción?, y decidió hacer la prueba.
Ese sábado había fiesta en el hotel. Su grupo se preparaba y ella pensaba en si vería a Luis. Ya en plena fiesta junto a su grupo acostumbrado, recordó lo que se había propuesto pensando en ese primer amor que para ella era Luis. Comenzó a recorrer con la mirada a todos los grupos que se hallaban en el salón, cuando descubrió a alguien que había visto algunas veces y con quien no había hablado nunca. Su mirada se detuvo. Él fumaba y conversaba con sus camaradas, relajado, animadamente. De pronto, al girar su cabeza sus ojos se encontraron a través del humo de su cigarrillo y Beartice clavo literalmente los suyos en los de él por unos segundos, enseguida “el mohín”, sonriendo ladeo la cabeza y bajó los ojos, desviando la mirada hacia el centro de su grupo. Él seguía mirándola,…. ella olvido su proyecto de conquista.
Después de un par de horas, el ritmo de la música había cambiado, cuando alguien a su espalda la invitaba a bailar. Me dice Desimone que baila muy bien el tango, soy Suárez del Cerro dijo presentándose, y extendiendo su mano saludando en general y la sacó a bailar, mientras sin proponérselo, comenzó a reír sinceramente, mientras él comenzaba a tomarla por la cintura. Desde entonces fue su pareja de baile, sobre todo en tango, ya que formo parte del grupo. Esa noche, ya en casa se decía entre risas ¡funcionó, funcionó! …

पासो पोर एल ग्लेन ECCO

Afuera plena primavera. Por la ventanilla abierta del auto penetraba un aire cálido y saturado con sus perfumes. Adentro, seis jóvenes que aun conservaban algo de su no tan lejana adolescencia. Tres y tres, tres parejas. Todos hablábamos al mismo tiempo, reíamos con las bromas., hacíamos chanzas. Íbamos de de jarana al Glen Eco, parque de diversiones cerca de Washington.
El auto era el de ustedes o mejor el de tu padre, ya que tú eras quien manejaba. Yo iba a delante sentada en el medio, muy cerca de ti. A mi derecha Bibi. Atrás Dora, Raúl y Frank. Y de pronto sentí como en segundos mi vida cambiaba. Sí, fueron solo segundos pero no los olvide nunca.
Estábamos con el auto detenido y fue cuando tú afirmaste, mirándome sonriente, aquella negativa, - …pero Stellita no ¿cierto? –
Mientras lo decías, apoyaste tu mano derecha sobre mi pierna izquierda que casi rozaba tu cuerpo. Yo sentí que me paralizaba. Nunca nadie y menos un hombre, había puesto un dedo sobre mi. Quede muda ante la situación, cuando un segundo y suave apretón de tu mano pedía mi atención, ¿Verdad que tú no lo harás? – preguntabas.
Mentiría si ahora dijera de qué estábamos hablando. Solo recuerdo el calor que como un rayo recorrió mi cuerpo, ante ese gesto tuyo sin malicia que se me antojó, junto a tus palabras, un signo de posesión. Éramos muy jóvenes los dos y ya sin decírnoslo, nos queríamos. Fue allí cuando sentí como se me escapaba el alma y penetrando en tu cuerpo a través de tus dedos, se hacía una con la tuya. Ya nadie podría separarnos.
Desde ese momento sentí, aun sin saberlo claramente, que con ese gesto cálido, casto, inconscientemente tal vez de tu parte, que nunca podría ser de otro hombre. Eras el único al que amaría siempre, aun sin saberlo entonces, toda mi vida.

Tuesday, April 29, 2008

Historia de Amor en verso

1946-1950 (Washigton EE.UU )

Él era alto, flaco y con anteojos.
Ella, menuda y morocha, lo deslumbró.
Él enseguida supo que sería suya,
ella alegre y pizpireta le sonrió.
Él adoraba su silueta de avispa,
ella de su pinta de “traga” se burló.
Él la besó una tarde junto al lago,
ella sorprendida no se resistió.
Él le declaró su sentir con poesía,
ella por teléfono el “sí” le contestó.
Él debió despedirla destrozado,
cuando ella a Argentina regresó.
Él debía aún estudiar por varios años,
y ella esperarlo más de diez le prometió.
Él escribió otro poema de despedida,
ella un cuadro con su foto le entregó.
Él mandó una carta cada día,
ella llorando todas las leyó.
Él allá vivía con su recuerdo... pero
ella acá, en la lejanía titubeó...
Él apremiado, estudió a paso doble,
ella entonces nuevamente se ilusionó.
El escribía cartas encendidas,
ella contestaba con igual pasión.
Él completó su doctorado y volvió raudo,
ella de blanco en el puerto lo esperó.

1951-1975 Martínez - Bella Vista

Él le propuso casarse a fin de año,
ella por supuesto enseguida aceptó.
Él encontró un laboratorio apropiado
ella, ya su mujer la casita decoró.
El investigaba catalizadores y fermentos,
ella hacia dulces y cocinaba arroz.
Él continuaba escribiéndole poesías,
ella seis hijos en esos años concibió.
Él enseñó ingeniería y otras ciencias,
ella a los hijos con esmero educó,
él ya encabezaba una familia muy numerosa,
ella a los nietos, en su entorno cobijó.

1975 – 2006 MAR DÉL PLATA

El todo paciencia encaraba así la vida,
ella todo impulso los nervios se agotó.
Él ya soñaba con paisajes más tranquilos,
ella huir del tumulto entonces le planteó.
Él la llevó a vivir junto a azules mares,
ella allí la paz perdida reencontró.
Él visitaba a sus hijos ya casados,
ella a sus diecinueve nietos batitas les tejió.
Él daba clases feliz entre ciudades
ella a utilizar la compu con ahínco aprendió
Él enseñaba robótica a sus alumnos,
ella escribía cuentos en su blog.
Él caminaba, viajaba, leía y estudiaba,
ella encontró su mundo en el piso veintidós,
él disfrutaba de esa vida así compartida...
ella muchas veces, eso no entendió.
Él nunca olvidó un aniversario.
Ella muchos versos en ellos recibió.
El seguía siendo gentil y amante aunque ella,
en bisabuela, en esos años se convirtió.
El, un verano enfermó repentinamente,
ella angustiada con esmero lo cuidó.
El escribió cien sonetos de despedida,
ella un calvario internamente padeció.
Él vivió esos días con esperanzas,
ella el rápido desenlace presintió.

2007 – 2008 BELLA VISTA

Él no está pero no la ha abandonado,
ella sin su presencia aprende a vivir hoy,
él perdura en los versos que le ha escrito,
ella en un libro esos poemas ya reunió.
Él y ella sesenta años compartieron...
Ella y él, mis padres son.

Copita
7 de febrero 2008

Tuesday, March 11, 2008

JUGANDO CON LOS RECUERDOS

El Jubileo del Año 2000 estaba en el horizonte de la Ciudad Santa y ésta había desaparecido tras andamios y telas, esos con los que habitualmente Italia cubre a los monumentos en reparación, solo que ahora era toda Roma la que se hallaba en esa situación.
No solo los monumentos, fuentes, estatuas, sino que también los edificios.
Yo que me jactaba ante mi nuera de conocer Roma como la palma de mi mano, me perdí varias veces al no reconocer el lugar,(bueno eso no es raro en mi, ya que me pierdo dentro de mi propia casa)
¡ Que “acertada estar en el Trastevere” ¡ - nos dijimos.
Los andamios se multiplicaban a cada paso y las obras públicas aceleraban sus trabajos, para estar listos y dar comienzo en poco tiempo a un programa de festejos que dejaría sin habla y apabullados, a los miles de turistas que se esperaba, llegasen a la Ciudad Eterna durante el Año Santo del 2000.
Según los diarios, el ayuntamiento regido por el célebre sindaco Rutelli, tenia en pie de guerra a los obreros, que dicho sea de paso, jamás vi uno, para dejar boquiabierto al mundo entero, Se trataba de rehacer a marcha forzada, el maquillaje de la capital, y devolverle el esplendor de tiempos pasados.
Muchas eran las bromas que los diarios le hacían a Rutelli, asegurando que hasta pensaba programar en el Coliseo un espectáculo de gladiadores y un par de leones devorando a cristianos. Virtuales, por supuesto.
Fue una estadía complicada, ya que a cada rato cambiaban sin previo aviso, las paradas de los micros.
Una tarde, mientras estábamos sentadas descansando frente a un capuccino, a la vera de la plaza de Campo de’ Fiore, la figura de otro Capuccino llamo mi atención, Giordano Bruno, que con la cabeza baja y su brazos cruzados dentro de las mangas de su habito, parecía meditar sobre su nueva aparición, el próximo año, que como dice la leyenda, lo hará puntualmente...
No pude con mi genio y le pregunte a Piero, simpático amigo ya de otras tardes a su bar, qué había de cierto sobre el fantasma de la plaza.
Según nos contó nuestro “cameriere”, en febrero del año 1900, el espectro de Giordano Bruno hizo acto de presencia en la plaza donde fuera quemado por la Inquisición, el 17 de febrero del 1600, bajo acusación de “herético impenitente, pertinaz y obstinado”. Pero la historia le ha dedicado otro lema, el de “paladín de la libertad”. Espíritu libre hasta la sepultura, la noticia causo sensación en la Roma de ese entonces, y los estudiosos de la época establecieron que la aparición era una forma de agradecer el homenaje a su memoria.
Algunos habitantes de la plaza de Campo de’ Fiori están convencidos de que se trataba del mismo fraile que se apareció también en el 1700 y el 1800. No hay documento que lo confirme. Pero de todas formas, esa es una creencia admitida por los vecinos, y esperan que puntualmente aparezca en el 2000.
Estas anécdotas son parte del encanto y por lo que adoro Roma, y no pude dejar de pensar si el alcalde Rutelli, no correrá el riesgo de encontrárselo entre tanto turista.
Mientras terminaba mi café, mirando la negra silueta del dominico, recordé los versos que Rafael Alberti dedicara a Campo de’ Fiori y que terminara casi proféticamente:

Campo de’ Fiore, campo de las flores
repartidor de todos los colores
gracia, requiebro, luz algarabía.

como el más vivo rey de los mercados
sobre tus vivos fuegos ya apagados
arde Giordano Bruno todavía…

Stella

¿....?

¿……y el Amor…..?

Tal vez se pregunten que significa el encabezamiento de este mail, pero es que anoche después de releer los mensajes de ayer, primero me llamó la atención y luego me asombró que después de haber estado toda la tarde hablando de hombres, mujeres, parejas… estables o transitorias, de varios años de relación o de dos noches., ninguno mencionara la palabra amor.
Naturalmente, ya se que soy vieja, de otra época, y ta ta ta …. Pero sin ser puritana, me creo bastante actualizada y ya no hay nada que me sorprenda, he vivido con una familia a mi alrededor cuyos integrantes vivieron y viven de acuerdo a los tiempos que les ha tocado vivir, algunos con situaciones parecidas a las que se han nombrado aquí….pero al final de la noche no pude menos que preguntarme por qué nadie hablo de amor….
Todo era: si me gusta, no me gusta, no lo aguanto, solo si tiene buenas piernas, si es inteligente, o pesado con sus atenciones….
(Me estoy refiriendo a ambos sexos de los foristas)
Y me pregunté si les da vergüenza decir esa palabra, ojo, digo decir no sentir, pues pienso que sentirlo lo han sentido.
Yo me encuentro ahora rodeada de jóvenes que van desde los 18 a los 28 y 30 años, mis nietos con quienes converso mas que con mis hijos, y el tema esta casi siempre presente ya que varios están noviando, los mas jóvenes, y los otros curiosamente los mayores, hablan de enfrentar una relación desde lo que sinceramente piensan que pueda ser un verdadero amor.
¡AMOR, AMOR, AMOR!……es la palabra que mas escucho en estos últimos tiempos por estos lados …por eso ayer me asombro no escucharla en foro.

Stella ( solo reflexionando)

Monday, March 10, 2008

LA HISTORIA DE SIEMPRE

Las dos mujeres se fundieron en un abrazo, más que por el tiempo transcurrido, por el gran afecto que se tenían.
La mayor, de un poco más de sesenta, cuidada y elegante con el cabello castaño, levemente rojizo, sin una cana, se dejó caer más que sentarse, en la silla que estaba frente al escritorio y mientras se quitaba la chalina de seda natural con una mano, con la otra ponía una abultada carpeta sobre el escritorio.
La joven, dejaba ver una blusa verde pálido bajo la blanca e impecable chaqueta de médico que llevaba desabrochada. Su sonrisa ilumino su sereno semblante y sus ojos ambarinos, ojos que tanto fascinaban a Verónica, pues no podía dejar de recordar otros muy parecidos y no sabia bien por qué, puesto que había pasado tanto tiempo....
Ya en su sitio, la médica miro la carpeta y luego a su amiga con una muda pregunta.
-“ Ya se, Laura, que tu especialidad es ahora la neurología pediátrica, de la que eres reconocida hasta fuera del país, pero durante tanto tiempo has atendido a Anita desde aquellos días en neonatología, en la que te hiciste cargo de ella cuando nació tan pequeña y luego como su pediatra hasta que nos fuimos a Londres, que ahora quiero saber tu opinión.”-
Mientras hablaba sus ojos se llenaron de lágrimas.
Laura no olvidaría nunca a esta mujer, madre primeriza a los cincuenta años, sus temores y su difícil parto, de la que fue testigo. La pequeña Ana salvo su vida gracias a Dios y a ella y a todo el equipo del sanatorio, que pelearon por la vida de esta niña sin tregua, hacia ya más de doce años, y ahora tenía frente suyo una carpeta llena de análisis y placas radiográficas, escritas en varios idiomas que dictaminaban una leucemia aguda y su próximo transplante de médula.
Laura estudio en silencio los informes, mientras sentía los ojos de Verónica clavados en ella .
Recuperando la sonrisa, alargó la mano por sobre el escritorio, para tomar la de esta madre angustiada.
-“Verónica, todo esta en orden. Veo que ya se resolvió el problema del donante y el lugar de Israel donde se realizará el transplante es toda una garantía. No debes temer. Hoy es casi de rutina este transplante allí. Todo saldrá bien - Minimizó la médica - -“La parte cardiológica esta perfecta, y Anita saldrá bien. Me gustaría verla, antes de que partan”-
-“Pero no estarás tú”- dijo Verónica llorando ya sin contenerse, y luego de unos minutos agregó:
-“No resistiría perder otra hija”.....
-¡“¿Otra hija? ¡ ¿Cuándo tuviste otra? ¿No fue Ana la primera? ¡ Por favor Verónica cuéntame!”-
Lo de siempre. Verónica tenía apenas veinte años, casi era una niña, cuando enamorada profundamente de un médico casado quedo embarazada. Él no quiso hacerse cargo y se separaron. Sus padres, de clase media alta, quisieron que abortara, que eligiera, el niño o ellos, pero al negarse, se interno en una casa de madres solteras para darlo en adopción apenas naciera, para poder de esa forma integrarse a su familia nuevamente. Mientras tanto, sus padres dijeron que partía a Europa con una beca en bellas artes. Nadie supo nunca nada, ni sus hermanos ni tíos, nadie. Solo mantuvo contacto con su madre. Una fría noche de julio nació la niña, también como Anita, antes de tiempo. Mientas era trasladada a un hospital del gran Bs. As. durante una feroz tormenta, la pequeña nació en el trayecto, y llevada a una incubadora. Casi no la vio, su madre y la asistente social fueron sus únicas compañía en esos momentos. La pequeña iba a hacer entregada a un matrimonio joven que hacia tiempo esperaban por un hijo. Jamás supo de ella y si sobrevivió. La pobrecita no tuvo la suerte de Ana de ser atendida en buen sanatorio y con una neonatóloga como Laura, que luchara día y noche por ella .
-“Posiblemente ahora tendría tu edad. No puedo dejar de pensar en ella”-
Laura le apretó la mano en un gesto de cariño y Verónica continuo con su relato.
Se dedico a estudiar pintura y esta vez de verdad, a los pocos meses se fue a Paris, y esa aridez emocional de la que hizo gala entonces, no provenía de un desprecio hacia los hombres sino antes bien del dolor, la vergüenza y la culpa que nunca superó. Aquel breve y lejano amorío la había marcado psicológicamente, dejándola emocionalmente inaccesible y claramente incapaz de aceptar galanteos, hasta que ya grande conoció en un viaje al que era su marido, un diplomático con el que podría vivir lejos de su familia, a la que jamás perdonó pero de la que tampoco fue capaz de separase. Nunca supuso que a esa edad fuera a quedar embarazada. Fue su marido quien quiso que Ana naciera en la Argentina, preocupado por su mal embarazo. Como ella, adora a la pequeña. Fue que estando en Londres se descubrió lo de Anita. Ya acordada la fecha del transplante fue la misma niña quien recordó a Laura y su deseo de verla.
-“Como imaginarás nada se le niega, además es muy importante para nosotros tu opinión”- dijo mirando los ojos llenos de lágrimas de Laura .
¡Esa extraña sensación otra vez, “esos ojos”! aunque ahora con lágrimas.
Al marcharse Verónica, Laura se recostó sobre la puerta.
Cerrando los ojos recordó los cuentos de su madre sobre una fría y tormentosa noche de julio, la noche de su nacimiento en una ambulancia, su período en la incubadora, los días de espera en el hospital, sin dormir casi, cuando minoridad les aviso que les había llegado el turno de adopción, cerca de la nursery de donde salió para ir a sus brazos.
Sus padres nunca le ocultaron que era adoptada, y al ser mayor de edad y recién graduada con honores, le entregaron un sobre lacrado.
“-Nunca lo hemos abierto ni queremos hacerlo, pero tal vez tú, alguna vez
quieras conocer el nombre de tu madre, guárdalo”-
“-Tú eres mi MADRE”- dijo abrazándola -“y no me importa saber más”-
Lentamente fue hacia el gran fichero gris y busco en la N una carpeta con el nombre en la tapa: “ N N” y sacó de adentro un sobre lacrado que rompió sin abrirlo....
Con una leve sonrisa tomo el teléfono y llamo a su madre:
“-Soy Laura, mami, solo quería decirte que te amo, espérame a cenar”-.

STELLA

Tuesday, March 04, 2008

Venecia sin Ti

Mientras viajaba desde Bologna a Venecia, en mi primer viaje, pensaba sobre donde pondría mis pies al bajar del tren. Esa ciudad de puentes y silenciosa, solo puede ser soñada, jamás imaginada ya que nuestra imaginación es incapaz de mostrárnosla tal cual es.
Hoy la recuerdo con la misma emoción de entonces mientras paso las hojas del álbum de fotos y me detengo en esa, en la que parados en aquella esquina donde se vendían o alquilaban disfraces y máscaras...
De pronto vimos asombrados a la gente que paseaba disfrazada con toda naturalidad, y sin decirnos nada, sonriendo entramos al negocio a comprar los nuestros, para sumergirnos en esa ciudad sin tiempo y como salida de un cuento.
Yo elegí uno de seda negro, con grandes volados de encaje en el cuello y las mangas junto con una capa de terciopelo con capucha forrada en raso blanco y una mascara dorada con plumas de colores tornasolados y abanico.
Mi marido, reacio a disfrazarse, acepto finalmente ponerse una camisa blanca de anchas mangas sobre su remera y envolverse también en una capa negra que le llegaba a los pies cubriendo sus vaqueros, eligió el clásico tricornio negro bordeado de marabú blanco y mascara del mismo color.
Al mirarnos al espejo no nos reconocimos y ambos percibimos que algo se modificaba en nuestro interior, y con un remolino de sensaciones embriagándonos, comenzamos e recorrer aquellas callecitas de ese mágico laberinto que es Venecia, cruzar minúsculos puentes, tratando de no perdernos, hasta llegar a la Piazza de San Marcos.
Fue como entrar a un inmenso salón de baile, con gente que vestían prendas mas vistosas y coloridas que las nuestra, y aunque los caballeros de capa y tricornio se multiplicaban por cien…ya envueltos en ellas tapando sus rostros, ya danzando y dejándolas volar como alas, a mi me pareció que el que me acompañaba era el más elegante.
Personas de diferentes nacionalidades nos pedían sacarse fotos con nosotros solos o en grupos con otros mascaras, yo ponía cara de misteriosa bajo la máscara protectora, o bajaba los párpados cuando mi compañero se inclinaba a susurrarme algo cerca de mi oido.
De pronto nos encontramos envueltos en una suave niebla que no era tal…, había comenzado a nevar, mientras que se podía escuchar una hermosa canción, y con toda naturalidad los que estábamos en la Piazza de San Marcos, hicimos una ronda y bailamos como si nos conociéramos de todo la vida.
Yo me sentía feliz como nunca y hubiera seguido así, bailando por horas.
Transportada por la música, no noté que la ronda se estaba dispersando. Busque a mi marido con la vista, pero no pude reconocerlo. . Ansiosa, me dirigí hacia el café Florián, lugar
que habíamos elegido como punto de encuentro por si nos perdíamos.
Allí también había un baile, pero me pareció algo más exclusivo que el anterior. Todos tenían disfraces de personajes de cuentos de hadas.
Un hombre con cara de ogro estuvo a punto de echarme de la entrada, pero mi porte distinguido lo detuvo y un Gato con Botas vino gentilmente en mi auxilio y tendiéndome una mano enguantada, me invitó a pasar. Me pregunto si quería bailar y le dije que no sabía bailar ese ritmo. Sonrió y me susurró que la furlana se aprendía al compás de la música.
Rodeada del Sastrecillo Valiente, el Soldadito de Plomo, Pulgarcito y algunas brujas, me entregué de nuevo a la magia que me producía toda esa situación absurda y maravillosa, mientras me deslizaba a compás de ese son del siglo XVII.
No me di cuenta del paso del tiempo, pero de pronto las campanas dieron las doce anunciando la media noche, como en el cuento de la Cenicienta, tal vez ella también estuviera allí, y la música se detuvo.
El Gato con Botas se sacó el sombrero, hizo una reverencia y me besó la mano. “Debemos volver a los cuentos, mi estimada desconocida”, dijo suavemente y se fue sin que yo atinara a entender qué sucedía. Quedé sola otra vez, salí a la Piazza y empecé a caminar soñadora entre los rezagados de la fiesta del carnaval, buscando a mi pareja, que no llegue a encontrar perdida entre otras mascaras que me sonreían, entrecerré los ojos para poder ver mejor bajo esa fina lluvia de nieve y cuando los abrí… allí estaba yo, sola como siempre sentada en mi cama con el albún sobre mis rodillas y aquella foto en las manos.

Stella

Sunday, February 17, 2008

EL SOBRE LACRADO

Cuento redactado entre: Consuelo, Rocío y Stella

Después de leer la carta no tenía ánimo para seguir abriendo paquetes. Aun faltaba el regalo de Gustavo, sin embargo y mientras se lamentaba de haber leído aquella carta antes que se fueran sus invitados, y hacia a un lado el regalo con su ostentoso moño, decidió que viajaría la mañana siguiente a París, no sólo a despedirse de su padre, a quien posiblemente no volvería a ver, sino fundamentalmente a conocer Franco.Gustavo intentó en vano volver a dar el buen ánimo que la cena había tenido; recogió los platos y se dispuso a traer el postre y algunas copas para tomar el Chianti que habían traído Elena y Luis. Tomaron el vino recordando aquel viaje que hacia tres años habían hecho los cuatro a Asís. Sin embargo Eliana permaneció como ausente el resto de la velada, con una congelada sonrisa displicente en sus labios.Esa noche no pudo dormir. Y no precisamente por la inevitable tristeza de pensar que finalmente su padre se iría pronto - lo que luego de los últimos tres años de agudos dolores y agresivos tratamiento podía tal vez ser un alivio -. Se preguntaba si Franco sentiría esa noche los mismos nervios que ella sentía ante la expectativa del encuentro. Se levantó aún antes de que el despertador sonara. Organizó rápidamente su viaje, dejando pendientes en el trabajo y la casa. Gustavo había insistido en acompañarla, pero ella rechazo rotundamente la propuesta una y otra vez. Un viaje de dos mil cincuenta kilómetros en tren, para llegar finalmente a la estación de París donde la esperaría Franco. Poco sabia de Franco: que a los dieciséis años y cuando aun le faltaba un año para terminar sus estudios, con un bolso al hombro y había viajado a Argentina en busca de nuevas aventuras, y desde entonces vivía en Bariloche, donde se había instalado con un restaurante donde, parecía le iba muy bien. Su madre antes de morir le había mostrado una foto, en la que se lo veía aun niño, cuando tenía doce años. Parecía un chico normal. Sin embargo Eliana siempre se había rehusado a conocerlo, mas aun a aceptar era su medio hermano, refiriéndose a él como "el hijo de papá". Cuando algunos meses atrás se pegaron aquel susto, Franco debió volar de urgencia a París de donde no se había movido aún ante las reiteradas internaciones de su padre. Sabía Eliana que había sido él quien había tomado el teléfono la última vez que llamo a su padre, sin embargo no se saludaron.Se despidió de Gustavo en la estación con un beso en la mejilla y lagrimas en los ojos. El le recordó una y otra vez cuanto la amaba y le pidió le llamara seguido, aun cuando suponía seria él quien debería llamar una y otra vez. Desde la muerte de su madre había quedado Eliana sumida en una profunda depresión, que apenas había comenzado a tratar hace un mes atrás. Le costaba disfrutar como antes los fines de semana en la finca, las salidas al teatro y a cenar que antes disfrutaba tanto. La falta de motivación había pasado a ser constante en su vida, y Gustavo no se cansaba de buscar ocasiones para hacerla sonreír y verla brillar como antes. Durante el largo viaje en vano intentó leer esa novela de Kundera que había empezado hacia nueve meses, el mismo fin de semana del accidente de su madre. Al abrir el libro encontró una nota de Gustavo. "No te olvides ni por un minuto cuanto te adoro". Los ojos se le llenaron de lágrimas, y sintió cómo se le anudaba la garganta. La abrupta aparición de una empleada del bar que pasaba con un carro ofreciendo café y coca cola la distrajo por un segundo de su angustia. Intentó volver al libro pero advirtió que poco recordaba del argumento y hasta de sus personajes. Se distrajo mirando por la ventana. El deshielo parecía querer alimentar malintencionadamente aun más su tristeza. Volvió a pensar en Franco. Lo imaginó algo hippie, con ojotas y una camisa sin planchar, su barba crecida. Se sorprendió en la estación cuando un hombre de buen aspecto la saludó. Le confesó entonces Eliana haberlo imaginado bastante mas desalineado. Franco sonrío ...ante el comentario de su medio hermana e inclinándoselevemente la beso en la mejilla, para luego hacerse cargo de su maleta.Mientras se dirigían hacia el estacionamiento cercano a la estación, le dijo que no la esperaba tan pronto. Hicieron en silencio el resto del trayecto hasta el auto. Era un BMW modelo no muy nuevo pero impecable.Al colocar su maleta en el asiento trasero, Eliana vio un libro, LaIdentidad de Kundera, y sin querer su corazón dio un salto. Ya sentados uno junto al otro siempre en silencio, iban como esperando que el otro rompiera el silencio. Finalmente lo hizo ella preguntándole si le gustaba Kundera. -Algunas cosas - dijo él, haciendo una mueca. Como leyéndole el pensamiento, Franco le dijo que se alojaría en su casa, por eso no le había reservadohotel ya que de esa manera ella podría usar su coche cuando fuera necesario.La casa resulto ser un moderno y bien puesto departamento. Franco fue una sorpresa agradable, en varios sentidos. Al abrir la puerta un hermoso gato siamés de ojos celestes, saltó literalmente a los brazos de Franco haciéndole perder el equilibrio, cosa que provocó la risa de ambos. Por lo avanzado de la hora, acordaron ir juntos a la mañana siguiente a ver a su padre. Ya en su dormitorio comenzó a sentirse tranquila y distendida, optimista a pesar de todo lo que había venido pensando en el tren. Al mirar por la ventana le asombro ver la copa de un enorme pino.

Cuantos años tendría ese árbol? se pregunto Eliana con melancolía al pensar en su padre, quien, aunque anciano como el pino había ahora perdido la fortaleza y verdor de vida, en cambio el , el pino, se erguía solemne , imperturbable por las tormentas. No era justo. La noche paso lenta. Los lerdos segundos se desgranaban suspendidos en un hilo de ansiedad. Quería ir a ver a su padre lo mas pronto posible. Cuando Eliana se levanto aun estaba oscuro, deambulo casi a tientas por el departamento hasta llegar a la cocina, preparo un café fuerte, como le gustaba, mientras el gato la observaba curioso, guardando cierta distancia. Ella lo atrajo aun mas cerca al ponerse en cuclillas, a su altura. En ese momento apareció Franco en el marco de la puerta , desde su posición Eliana solo podía ver sus piernas velludas y sus pantuflas colocadas en el pie incorrecto. Eliana soltó una carcajada. Franco se sintió de momento incomodo al no saber de que se reía su medio hermana, pero cuando Eliana le explico, los dos volvieron a reír. Era una risa cómplice . Nunca se había reído así Franco, con nadie. Camino a la clínica la conversación que empezó con las formalidades del como dormiste, que frió hace etc. se fue tornado un poco mas seria cuando Eliana pregunto por su padre. Quería saber la verdad. Franco, buscando las palabras menos dolorosas para con su nueva amiga le advirtió que la prognosis no era positiva. Los ojos de Eliana se llenaron de lagrimas y Franco sintió por primera vez una ternura desconocida. Por que sentía una emoción tan fuerte si apenas conocía a Eliana? Franco prendió la radio esperando que la música tuviera un efecto calmante en su hermana, "Lessons In Love" llenaba el aire "If we lose the time before usThe future will ignore usWe should use it, we could use it, Lessons in loveLost without love"-Tu piensas que perdimos ese tiempo en que no nos conocimos? Pregunto Eliana, secándose las lagrimas con un pañuelo bordado que había sido de su madre. -Quizás, pero vamos a usar el futuro , respondió Franco sonriendo. La clínica estaba en las afueras de la ciudad y al parecer un accidente de transito bloqueaba la ruta que Franco solía tomar. Sacando un mapa mal doblado ,Franco le pidió a Eliana que buscara una ruta alternativa. Eliana sonrió, sintiendo una comodidad inexplicable, eran un "equipo" ella y el. Su dedo seguía con rapidez la ruta sobre el mapa y sus ojos buscaban con seriedad una salida , de repente Eliana soltó una carcajada y Franco, un poco confundido la miro con interés..-Mira! Mira aquí! Mira lo que dice, decía y reía Eliana , incapaz de contener las carcajadas que de momento se convirtieron en lagrimas Franco acercando el mapa , no pudo mas que reír con ella . Allí donde su dedo marcaba había una salida llamada PIJA . Indudablemente la tomarían , si tan solo para saber porque se llamaba de esa manera. "Sortie PIJA a 5 kilometres”, decía el cartel. Hasta que llegaron a la salida Eliana y Franco se disputaban por quien descifraba con mas exactitud el significado de esa sigla. -La P definitivamente es por Paris! , decía Eliana conteniendo aun su risa.-Y la I debe ser por Interesante!, decía entre carcajadas Franco. Mientras Eliana rebuscaba un significado para la J, se fue dando cuenta de cuanto le hubiese gustado tener un hermano así , como Franco , con quien divertirse, reír , ser cómplice, confidente. El silencio se apodero de repente de los dos apagando las risas con miradas que sonreían con ternura , con comprensión. Los dos se habían dado cuenta de lo mucho que habían desperdiciado. Antes de bajar del auto, Franco con una voz emocionada y un tanto temblorosa le declaro a Eliana lo feliz que se sentía de haberla conocido y con la ternura de un hermano mayor se inclino para darle un beso en la mejilla. Olía tan bien, era un aroma no floral, un poco ácido con resabios de madera y tabaco no muy dulce. Mas tarde le preguntaría acerca de su perfume, pensó Franco.Entraron al cuarto 2009 tomados de la mano, lo que inmediatamente dibujo una enorme sonrisa en el rostro del anciano que los esperaba. Ese había sido su sueño de siempre, verlos juntos. Pero no podía negar que verlos entrar así, tan unidos fue una bella sorpresa. La visita fue corta, por ordenes del medico. Volverían al día siguiente.Esa tarde Eliana hablo con Gustavo, quien no pudo dejar de sentirse un poco celoso al escuchar los elogios de Eliana para con Franco, pero la notaba animada y eso, en si, era ya un gran paso. Por la noche, después de la cena , Franco saco del bar una botella de ron que su padre indudablemente había guardado para una ocasión especial. Esta era una se dijo Franco, mientras le leía en alta voz a su hermana la etiqueta de la botella:-"Bottled by hand and individually numbered" dijo Franco= Especial , dijo Eliana, como este encuentroVarios fueron los brindis , hasta que la madrugada los sorprendió contándose todo de lo que se habían perdido, los juguetes favoritos , los primeros amores, las mascotas, la perdida de sus madres. El sol entro por la ventana y el gato se enrosco bajo sus rayos. En el sofá, abrazados dormían Eliana y Franco. Muy pronto dos huérfanos, pero felices de saberse hermanos.
Eliana fue la primera en despertar, tal vez por la incomodidad del poco lugar que el sillón les brindaba y lentamente se desprendió de los brazos de Franco. Ya en su dormitorio miro la hora y recién amanecía Aun vestida se acostó sin abrir la cama y se arrebujo en el cálido edredón, quedándose profundamente dormida. Su sueño era placido a pesar de lo extraño de sus sueños y lo que vivía en ellos. La despertó un fuerte olor a café y el ruido del pestillo de la puerta al abrirse lentamente. Al darse cuenta y volver la cabeza, vio la cabeza de Franco asomándose y pidiéndole disculpas por despertarla, pero si hoy nos dejamos estar, dijo como dando una excusa, también, llegaremos tarde a ver a papá. Se quedó unos segundos mirándola y enseguida agrego que ya estaba el café listo. Eliana acomodo un poco sus cabellos y su ropa, pensando en bañarse y vestirse después del desayuno. El café delicioso y las croissant como las baguette, aun calientes, lo hacia aun más sabroso. Franco continuaba siendo una sorpresa a pesar de lo mucho que ya habían intimado y conocido uno del otro la noche anterior. Se sentía profunda e inexplicablemente atraída por su personalidad, tan distinta a la que siempre había imaginado.Después de visitar a su padre, habiéndose quedado todo lo que pudo con él en la clínica, salio y caminó por esas parisinas calles que tan bien conociera, cuando vivían juntos antes de que sus padres se separaran. Ella se fue a vivir con su madre y su padre quedó en Paris, yendo Franco a pasar algunas vacaciones con él para luego regresar al sur de la argentina. Solo cuando su padre enfermo Franco decidió instalarse en Paris definitivamente.Esa noche Franco la invito a cenar, era domingo pero no fueron en el auto. La llevó por calles arboladas vecinas al departamento, a un restaurante mas bien pequeño y acogedor de techo bajo con vigas de madera. A esa hora ya se lo veía casi lleno, pero él entro decidido y fue recibido por el meitre quien lo saludo amigablemente diciéndole que su mesa estaba lista. Ya en ella, hizo una selección de entradas y luego le preguntó a ella que deseaba, "lo que tú quieras" respondió con cierta ironía y Franco mirando al camarero le dijo que lo de siempre lo mismo con el vino. Finalmente se enfrento con la mirada interrogante y silenciosa de ella y le respondió con una profunda sonrisa - "las croissant de hoy también son de aquí" - dijo. Le contó que era el dueño, lo había abierto al ir a vivir a Paris con su padre y tuvo suerte de encontrar gente idónea y un buen lugar. La noche anterior hablaron tanto de ellos que eso se le pasó o no tuvo la importancia comparada con las confesiones mutuas que habían tenido. Gustavo llamo al celular de Eliana una vez mas ese día reclamando atención... cuanto mas atención reclamaba Gustavo, más la atraía Franco.A medida que pasaban los días era notorio como se agravaba el padre de Eliana y Franco, sin que por eso perdiera su lucidez. Así fue como antes de que ellos mismos tuvieran claro lo que les pasaba, Don Augusto, vio a través de sus ojos, la angustia que ambos llevaban en sus corazones.Siempre guardó en secreto y cumplió lo pactado con su primera esposa, sin estar de acuerdo con que fuera de ese modo.Tampoco comprendió nunca los celos de Eliana hacia ese medio hermano, fruto de su anterior matrimonio. Jamás acepto viajar a la Argentina con él y conocer Bariloche, - suficiente lo que viajo con mamá - le decía cuando iba a verlo a Paris.Como envuelto en una gran bruma, escucho cuando el médico le explicaba desconcertado a Franco, la incompatibilidad en los análisis para hacerle el transplante, además que ya era demasiado tarde.Cuando quedaron solos los tres, vieron como su padre sonreía y lentamente les dijo que buscaran en la caja de seguridad de su estudio, un sobre lacrado a nombre de Franco.- Tú ya conoces la clave – le dijo.Después les pidió que lo abrazaran y así tomados de las manos se fue yendo mientras les decía que no dejaran de ser felices.Una semana más tarde, Franco y Eliana abrían con curiosidad la caja de seguridad de su padre, en busca del sobre lacrado, seguramente su testamento.Con mano temblorosa y mirando a su hermana, retiró del sobre un solo papel:Su Acta de Nacimiento y....el ¡CERTIFICADO DE ADOPCIÓN!

SAN VALENTÍN



Un balcón de rejas iluminado tan solo por la luna y un sin fin de velas de todo tamaño, cuya luz rebota en ellos, haciendo danzar las sombras de sus cuerpos.
Una suave melodía envuelve a los enamorados, igual que aquella luna y aquellas velas y aquel laúd, que envolviera el balcón de Verona.
Siglo XXI y el amor es el mismo en intensidad y romanticismo.
Cena intima preparada por el Romeo de hoy. Nuestra Julieta, se deja mimar, mientras el corazón se le escapa por los ojos, gritando cien promesas de amor, que él bebe junto al vino robado de la vinoteca paterna.
Cuatro ojos los miran desde la oscuridad de un jardín. Cada uno de esos “voyeuristas”, se remonta a su no tan lejano pasado, uno más que el del otro, pero ambos reviviendo en ellos sus siempre presentes San Valentín.

Stella