LA AGENDA
La vi al pasar por la puerta abierta de su dormitorio. Estaba sentada de espaldas a mi, sobre el borde de su cama. Algo me detuvo a mirarla, tal vez la inclinacion de su cabeza hacia un costado. El sol, que ya apenas entraba por la ventada, le iluminaba parte de su cabeza mezclandose, como jugando, con sus negros rulos. Desde lejos observe su quietud durante unos segundos, cuando de pronto giro su cuerpo hacia la izquierda apoyando lo que estaba leyendo sobre la cama, cerrando suavemente y acariciando las negras y desgastadas tapas de esa lejendaria agenda contenedora de relatos, cuentos y anecdotas de viajes de su padre, que reconoci al instante, requerida por muchos, pero que él le prometiera un verano en la Cuncunga, serìa para ella. Los ojos se me nublaron mientras caminaba y quedar a su lado acariciandole la espalda. Entonces me miro y su sonrisa no era mas que una triste mueca para disimular su pena, mientras me decia: -¡ que lindo era, no?¡ -y sentándome junto a ella nos abrazamos fuertemente, mezclando muestras lágimas en silencio.
Stella
Stella
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